Las cuatro antorchas de glorificación.
Ritos funerarios egipcios. (3)
Terminados los ritos, una vez leídos los conjuros mágicos a lo largo de la noche cada vez que el Ba del difunto llegaba, en su recorrido por el Inframundo, ante cada una de las siete puertas de Osiris, se debía proceder a apagar las antorchas, lo que se tenía que realizar en el momento de la aurora, cuando los rayos de sol, triunfantes, se alzan en el horizonte.
Una vez que el espíritu del fallecido, también triunfante, se había incorporado a la Barca Solar de Ra e iniciaba su ascensión al Reino Celeste, era cuando se podían apagar las antorchas.
Las amenazas e incertidumbres del Inframundo habían sido vencidas y nada se oponía ya a la pretensión del difunto de ser glorificado en divinidad.
En el Libro de los Muertos, se explica que para ello se debían utilizar cuatro recipientes de arcilla, en los que antes se habrá esparcido incienso y que se rellenarán con leche de una becerra blanca (símbolo de la pureza).
Las antorchas se apagarán sumergiéndolas en esos recipientes purificados.