Es el Dios que no puede ser visto, que es invisible para los dioses y para los hombres.
Aparece en Los textos de las Pirámides como una divinidad no demasiado importante, asociada al aire, (no la borrasca sino la brisa), en cuya caricia se manifiesta, y como tal, era el protector de los navegantes y se le representa con la piel de color azul.
Era conocido como "Padre de todos los vientos", "Alma del viento", y en muchas embarcaciones se grababa su nombre en el timón.
También se creía que el solo hecho de pronunciar su nombre amansaba a los cocodrilos.
En la mitología, Amón representa un conjunto de conceptos abstractos asociados al aire, pues se encuentra en todo lugar y en todo momento.
Uno de los nombres por el que era designado es "Aquel que habita en todas las cosas", título que enfatiza su carácter de esencia de todo el Universo.
Considerado el responsable del viento que hacía posible la navegación por el Nilo.
De ahí procede el título de "el oculto", ya que el viento no podía verse, pero sí sentirse.