El difunto atraviesa en su recorrido una serie de cuevas, y se relatan los premios que puede recibir, así como los castigos que se padecen.
Tiene la mejor descripción del infierno que nos legaron los egipcios.
Libro de las Cavernas
El Libro de las Cavernas es el texto más tardío de los libros funerarios del Imperio Nuevo de Egipto, y se le denomina así porque en él el Duat (Más Allá), está dividido en cavernas. También es el más literario, predominando los textos sobre las imágenes.
El ojo de Horus
Estos ojos pintados en el exterior del sarcófago, permitían al difunto contemplar el mundo exterior.
Sarcófago de Senbi, Reino Medio. Madera pintada, 63 cm de alto por 212 cm de largo.
Museo egipcio de El Cairo.
Thot, Dios de la magia, descubrió el ojo izquierdo (la luna), despedazado, sin embargo él estaba capacitado para juntar todas las piezas y rearmarlo en luna llena.
De este modo Thot le devolvió el ojo a Horus.
A cambio de esto Horus le dio el ojo de su padre muerto, Osiris, trayéndolo nuevamente a la vida.
Horus, era el Dios del cielo, la luz y la bondad.
Su ojo derecho representaba al Sol y su ojo izquierdo a la luna.
Cuando los abría nacía la luz y cuando los cerraba aparecía la oscuridad.
Estos dos ojos gemelos llamados Udjat, símbolos del Sol y de la luna eran capaces de observar todo el mal que existía en el mundo.
En Egipto, además de utilizarse como protectores corporales con amplios poderes, era frecuente colocarlos en las puertas de las tumbas, en los ataúdes y en los sarcófagos protegiendo a los cuerpos momificados contra el mal y garantizando el paso a la otra vida libres de problemas.
Se le otorgan propiedades protectoras contra el robo, la ignorancia, la pobreza y los problemas de salud, ayuda a conseguir bienestar general.
Es uno de los amuletos más potentes. Hace bajar la vista del malvado anulando sus influencias negativas.
Cuando los abría nacía la luz y cuando los cerraba aparecía la oscuridad.
Estos dos ojos gemelos llamados Udjat, símbolos del Sol y de la luna eran capaces de observar todo el mal que existía en el mundo.
En Egipto, además de utilizarse como protectores corporales con amplios poderes, era frecuente colocarlos en las puertas de las tumbas, en los ataúdes y en los sarcófagos protegiendo a los cuerpos momificados contra el mal y garantizando el paso a la otra vida libres de problemas.
Se le otorgan propiedades protectoras contra el robo, la ignorancia, la pobreza y los problemas de salud, ayuda a conseguir bienestar general.
Es uno de los amuletos más potentes. Hace bajar la vista del malvado anulando sus influencias negativas.