La leyenda de Nut y Geb

Nut era la diosa egipcia del cielo.
Su risa era el trueno y sus lágrimas la lluvia.
Ella era representada como una mujer gigante desnuda, que sostenía al cielo con su espalda.
Su cuerpo era azul y cubierto con estrellas.
(Nut con los brazos abiertos para abrazar el cuerpo del difunto, para protegerle y darle la bienvenida a su nueva existencia).
Los documentos antiguos describen como cada noche el Sol entraba por la boca de Nut y pasando por su cuerpo nacía cada mañana de su matriz.
De acuerdo a la leyenda egipcia, Nut se casó con su hermano, el Dios de la tierra Geb, sin permiso de Ra el poderoso Dios del Sol y gobernador del mundo.
Ra estaba tan enojado con Nut y Geb que forzó al padre de ellos, Shu, el Dios del aire, a separarlos.
Es por esto que la tierra está separada del cielo.
Ra no aprobaba esa unión debido a las profecías de un adivino, quien le había asegurado que el niño nacido de ese matrimonio gobernaría la humanidad.
Ra no iba a permitir algo semejante, por lo que arrojó una maldición sobre Nut para prohibir que pudiera tener hijos en cualquier mes del año, ni de día ni de noche.
Desesperada, Nut le pidió ayuda a su astuto amigo Thot. 
Thot, el escribano divino, decidió ayudarla y tramó un plan para satisfacer a Nut sin necesidad de desobedecer al gran soberano Ra.
Thot se reunió con la diosa de la luna y la retó a un juego, donde el premio era la luz de la luna.
La diosa apostó un poco de su luz, la decimoséptima parte de sus iluminaciones, y las perdió.
Thot ganó tanta luz que la luna tuvo que agregar cinco días más al calendario oficial.
Es por eso que la luz de la luna es más débil en ciertos periodos, y de ese modo Thot creó cinco días más que agregó al año, que por entonces, sólo tenía 360.
Esos cinco días no pertenecían a ningún mes y tampoco a ningún año, lo que le permitió a Nut tener a sus hijos sin transgredir las órdenes de su padre.
Nut y Geb pudieron tener finalmente cuatro hijos: Osiris, Seth, Isis y Nephthys.